Rebeca subió un escalón, comió. Subió otro escalón, tuvo un
hijo. Subió un tercer escalón y empezó a trabajar. Subió otro escalón, le
dieron un viaje de premio a Benia de Onis. Subió un último escalón y alcanzó la
cima: y allí vio las montañas repletas de escaleras y de gentes que subían y
subían y alcanzaban la cima y veían montañas cargadas de escaleras y de gente que
subían y subían y así eternamente.
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