Sonia entra en estado de flujo. Se encierra en su habitación
y se olvida de comer y de hablar con sus amigos. Ya no sale como siempre a
hacer la compra ni a ir de tiendas. A los cinco años se la ve salir de casa.
Sonriente, transformada. La piel radiante, los ojos iluminados. Bajo el brazo
una novela que dejaría estupefactos a críticos y lectores. A partir de entonces
ya nadie se atrevería jamás a volver a escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario