viernes, 27 de junio de 2014

Influencia


Cristina pensó que su entorno le era hostil. Decidió cambiar el ambiente y, pronto, se convenció de que era imposible. Leyó una noche a Calderón de la Barca y se compró cuatro máscaras: una para usar en el trabajo, otra, para cuando estaba con su familia, otra para cuando iba al gimnasio y otra para ponérsela con sus amigas. Al día sólo andaba sin máscaras cinco minutitos, los que usaba para pintarse las uñas.

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