A Gertrudis la habían propuesto escribir sobre la educación
de los hijos. El grado de excelencia que había conseguido en sus clases en la Universidad de Oviedo había llegado a oídos de la
Editorial Eolas. Los cinco años siguientes los dedicó a
escribir y a dar conferencias por todo el país. A todo el mundo le sonaba bien
lo que decía: “qué interesante”, comentaban, “qué bien me viene a mí esta
idea”. Dedicó tanto tiempo al tema que se olvidó de sus tres hijos.
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