Nacho nunca llegaría a terminar Económicas. Ocho años de
esfuerzo inútiles. Al ver a sus ex compañeros yupis forrarse y arruinarse, y
volver a forrarse y volver a arruinarse con la crisis, asimila que vendiendo
golosinas a los chavales del Instituto vive una vida, al menos, bastante más
dulce.
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