Susana montó la
ONG “Ayuda a los sin techos” en un momento de crisis
sentimental, cuando Paulino, después de un tiempito, le dijo “chao, chao”.
Ayudando a los demás, se dijo, me ayudaré a mi misma. Cuando todos los sin
techos de la ciudad estuvieron ubicados, le organizaron una fiesta sorpresa.
Todo iba bien hasta que apareció el alcalde que, en un exceso de elocuencia,
comunicó que el presidio había ampliado sus instalaciones.
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