lunes, 7 de diciembre de 2009

Un poco de orden


Ya desde pequeño me insistían en que tenía que ser ordenado. Y no sé si tanto empeño ajeno ha producido sus frutos en mí. El caso es que en este sábado anodino, en un arranque de locura, me puse a ordenar la estantería de mi cuarto. Ordené, tiré, reagrupé, volví a tirar, me emocioné -al encontrar unas letras de D. Javier-... Incluso tenía monedas de la época del neolítico postrero... El resultado: un gozo indescriptible de saber qué es lo que tengo en cada sitio, una sensación de seguridad y una alegría en comprobar, una vez más, que los buenos consejos hay que ponerlos en práctica... tarde o temprano.

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