martes, 29 de junio de 2010

Un amigo cura






Este sábado estuve en la ordenación sacerdotal de David Cuenca en la Catedral de Valencia. En estos tiempos es un auténtico milagro que alguien decida entregarse a Dios y a los demás por completo, sin esperar nada a cambio. Se le veía feliz, seguro de haber encontrado el sentido de su vida. En esta certeza, seguro que podrá iluminar a tantos a encontrar también el sentido de sus vidas.


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