lunes, 28 de septiembre de 2009

¿No hay vocaciones?

El jueves me enviaron un video que me dejó atónito. De Raniero Cantalamessa tenía noticias muy favorables. Ahora le veo aquí, en el convento de estas monjas... que son espectaculares.

martes, 22 de septiembre de 2009

El valor de la familia







Este fin de semana mis hermanos y padres se reunieron en Marbella donde está trabajando Cristina. Qué envidia¡ Me hubiera encantado estar allí. Cuando estás con la familia se respira de manera diferente, estás agusto, cómodo; la familia es sosiego, tranquilidad, paz ambiente. Es volver a lo importante para huir de lo urgente; es estar con quien merece la pena; es sentirse agradecido y contagiarse de una alegría que todo lo inunda. Esto es la familia, al menos, ésta es mi familia.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Como en el Ala Oeste de la casa blanca


Este fin de semana ha coincidido con dos cumpleaños el sábado, de Marga y de Isabel. Algo genil es que me ha recordado a la serie el Ala oeste de la Casa Blanca, donde se toman decisiones trancendentes en segundos, andando por el pasillo, se informa en tiempo real de cómo va determinado tema... El caso es que estamos preprando la manifestación del 17 de octubre en Madrid y estas celebraciones han servido, además, para intercambiar opiniones, marcar objetivos, dar tareas... Es una gozada¡

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Con alguien muy especial


La comida de hoy en Peñacorada fue muy especial. Estuvimos con Jaime Urcelay, Pte de Profesionales para la ética. La verdad es que la conexión intelectual es alucinante. Surgieron muchos temas: la importancia de la formación, las buenas perspectivas de los neocatecumenales, la educación para la ciudadanía... Para mi fue un autético placer ir a buscarle y a recogerle y las conversaciones en el coche, como la búsqueda del equilibrio tantas veces tan complicada entre trabajo y labor apostólica o la conveniencia de no profesionalizar (cobrar) el apostolado público.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Un fin de semana muy mariano







Lo más impresionante, a mi gusto, de este fin de semana familiar -entre los Lozano, los Roa y los Blanco- es la experiencia que Rafa y Lola contaron de sus estancias en Medjugorge. Se palpa la presencia de la Virgen, decían. Sucesos físicos impresionantes que vienen acompañados por unos frutos también impresionantes: la gente vuelve de allí y van a Misa todos los días, rezan partes del Rosario y se confiesan... Esto sí que es un milagro en estos tiempos¡ Otra cuestión muy llamativa es la alegría desbordante que hay en una familia numerosa donde la preocupación y el servicio a los demás es continuo. Qué suerte compartir almuerzos y cenas con estas familias, donde se habla de todo lo divino y lo humano, donde se cuentan experiencias personales íntimas y donde el corazón se desborda.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Un rosario muy especial


Ayer por la noche rezamos un Rosario muy especial. Estábamos los Roa -una representación-, los Blanco -casi al completo- y los Lozano y un servidor. En total unos 20. Rezamos el Rosario a las 11 de la noche, en el jardín del Montico. Con canciones de Metjugorge intercaladas. Con comentarios entre misterio y misterio. Fue algo muy especial, por todo. Y pensaba: qué maravilla las diferentes sensibilidades espirituales¡

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Un amigo se me va al seminario...


Ayer por la tarde quedé por fin con Diego para tomar una cerveza a la espera de saber qué era eso que me comunicaba por Facebook con tanta intriga de que había tomado una decisión trascendental en su vida. Y es que se va a finales de septiembre al seminario. Qué alegría¡ Aun hay personas que se "arriesgan" y se tiran al vacío sin paracaidas. Hablamos de un montón de cosas, de la oración, de la importancia de ser un buen sacerdote si ésta es finalmente su vocación... Llegué a casa con muy buen sabor de boca, reconciliado una vez más con el mundo.

¿Providencia o coincidencia?


Ayer quedé con Pablo para comer en Peñacorada. Mientras espero, en la esquina de la Inmaculada me encuentro con Nacho e Isabel:

-Qué buena pinta tienes (venía muy morenita)
-Es que vengo de Marbella
-Pues una hermana mia, Cristina, hace un mes que vive en Marbella y va a dar clase en un Colegio, Las Chapas
-Pues una amiga mia acaba de mudarse de León a Marbella con tres hijos. No conoce a nadie. Y sus hijos van a estudiar en la Chapas.

Hablo con Cristina y le hablo de la amiga de Isabel -que también se llama Cristina- para que se pongan de acuerdo y se conozcan y le eche una mano.

Esta mañana, mientra voy andando a la oficina me encuentro "casualmente" con Javier, el marido de Cristina y le cuento todo esto: -Qué coincidencia ¿no?, me dice y yo pienso... Coincidencia... o Providencia.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Testimonio de uno de mis hermanos, David


Mi paso por Guadaira (1999-2004)

“Chico rebelde”


Llegué a Guadaira con los aires propios de un “chico rebelde” (termino que me apropió un residente, David Falcón): autosuficiente -algo chulo-, con ganas de comerme el mundo, y alejado de Dios, a pesar de proceder de una familia católica practicante.

A mi padre le dije que iría a Guadaira para un año, no más, pues mi pretensión era vivir en un piso y hacer “lo que quisiera”, sin horarios, una vez acabara el primer curso. La realidad fue bien otra: estuve los cinco años de carrera en el Mayor.

“Si quieres, te busco otro Mayor…”

No pasó un mes cuando el director entonces, Jaime Huerta, me abordó y en una salita me dijo a solas que no tenía sentido que siguiera con esa actitud, pues no estaba aprovechando los medios de formación que se estaban dando, además de que no se me veía estudiar mucho. Tenía toda la razón. Así que me planteó que me fuera a otro Mayor, porque mi sitio lo podía ocupar otra persona. Estuve unos días asimilando esto y decidí que yo no podía seguir así, sobre todo porque mis padres no se lo merecían. Así que, poco a poco, surgía mi cambio.

Un accidente futbolístico

A mi parecer, a Dios no le bastó enviarme este aviso, pues al mes siguiente, después de mucho deporte -prácticamente jugaba al fútbol todos los días- me torcí la rodilla rompiéndome el menisco, lo que implicaba unos ocho meses sin hacer deporte. Esta contrariedad me vino muy bien: por un lado, se eliminó de golpe el fútbol que tantas horas dedicaba, por lo que pude -por fin- dedicar más tiempo al estudio; por otro lado, pude palpar el cariño de los mayores -los becarios y directores- con detalles concretos que me animaban cada día. Recuerdo la amabilidad que varios pusieron en traerme y llevarme la bandeja de comida en el desayuno, almuerzo y cena, pues estuve tres meses con muletas. Me daba cuenta de que el Mayor era una familia, y que no podía estar en mejor lugar para mis años de carrera en los que se madura tanto la personalidad, por el buen ambiente de convivencia que se respiraba. Estaba seguro que de allí saldría con muchos amigos, amigos de verdad.

Primeros palos académicos

Llegaron los primeros exámenes en febrero, y ¡sólo conseguí aprobar una asignatura! Esto no podía permitírmelo y comencé a estudiar con más intensidad. Pero los buenos resultados no llegaron hasta dos años después, donde -por fin- casaba el resultado con el esfuerzo invertido. Fueron años donde aprendí a estudiar con eficacia y excelencia, siguiendo el ejemplo y recomendaciones de otros colegiales, entre otros, Gabriel Valverde, David Falcón, Ramón Villagrán, José Luis Toledo, Antonio Montalbán, Alfonso Moresco, Juan Morcillo, Alfonso Casasola…no me puedo olvidar de Javi Sánchez y Nico Molina, que aunque no eran residentes -venían al colegio como adscritos- supieron dar un buen ejemplo de estudio.

Corazón inquieto

Desde primero de carrera estuve saliendo con una chica. Dos años después, un acontecimiento singular fue el origen de mi posterior “conversión”. Me levanté una mañana –en el Mayor, habitación 7- y me puse a llorar. El motivo fue que de repente vi muy claro que esa chica no era para mí, que Dios me pedía otra cosa. Al principio no lo entendía: “¡pero si yo la quiero…! ¡Pero si ella me quiere!”. Más tarde lo comprendí, y es que Dios te hace ver las cosas, cuando uno confía en El y sigue sus inspiraciones.

Es a partir de entonces cuando inicio una conversación con Dios, y quedamos en que todos los días iría a misa, pues estaba seguro de que allí encontraría lo que Dios quería de mí. Así, me hizo ver el matrimonio como una realidad posible, tal como un cristiano lo entiende: unido a una mujer piadosa con la cual educaría a los futuros hijos -sin límites, los que Dios me diera- en un ambiente familiar cristiano. Fue entonces cuando, al año y medio, conocía a Reyes, hoy mi mujer.

Mi vocación al Opus Dei

Tan pronto empecé a ir a misa, me planteé si Dios me llamaba al Opus Dei, para servirle mejor dentro de la Iglesia. Descubrí que Dios me quería muchísimo, que tenía un plan para mí, y que me pedía que fuera santo en medio del mundo, en medio de las circunstancias ordinarias de la vida: el estudio, la familia, el trabajo, los amigos. Este mensaje fue el que propagó San Josemaría, fundador del Opus Dei, por todo el mundo. Puedo contar que entre ese año y el siguiente pedimos la admisión a la Obra varios residentes de Guadaira, además de otros amigos que se fueron acercando a los medios de formación que allí se daban.

Ultimo año de carrera

Y último en el Mayor. Fue apasionante: me quedaban muchas asignaturas para acabar -entre otras, las famosas asignaturas de libre configuración-; estaba saliendo con una chica que sólo podía ver durante una hora diaria –pues ella estudiaba y trabajaba-; seguía un plan espiritual diario, propio de los fieles del Opus Dei, que se concretaba en la asistencia a misa, ratos de oración por la mañana y por la tarde, lectura del evangelio, y rezo del Rosario, entre otros; y todavía me daba tiempo de jugar al fútbol con los amigos y salir los fines de semana por la maravillosa Sevilla.


No puedo dejar de dar gracias a Dios por los años en Guadaira, y porque nunca olvidaré que fue allí donde empezaba mi camino como cristiano en el mundo.


Pie de foto: de izquierda a derecha, Ramón Villagrán, Gabriel Valverde y David Cercas, autor de este artículo.


Autor: David Cercas Rueda

sábado, 5 de septiembre de 2009

Una comida para no olvidar


Hoy estuve con Juan y Luis José en Casa Galicia, comiendo, largo, tranquilo...Estuvimos departiendo tres horas de casi todos los temas que nos importan, del apostolado, de la importancia en el cristiano de la oración, de la liturgia... En fin, en un ámbito espectacular es una gozada encontrar gente con una misma sintonía.

El sentido del sufrimiento


El jueves fui ver a un amigo a Ponferrada que tiene una hija de 49 años a la que la acaban de detactar tumor cerebral. El viernes fui a Benavente a ver a un conocido al Hospital que está también muy mal.La cuestión es: ¿por qué tanto dolor, porque la muerte? Y pensaba en Santa Teresa de Jesús cuando decía que esta vida era una mala noche en una mala posada. Y pensaba que estamos por aquí poco tiempo y que merece la pena vivir con intensidad, que significa haciendo el bien, para después vivir para siempre, para siempre, para siempre.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Cena deliciosa



Ayer noche, al fresquito leonés, cenamos en casa de Mario y Helena, con Javier y Joaquín. En un ambiente de confianza departimos de lo divino y de lo humano, diagnosticamos el problema económico y social en España y lo pasamos genial. Una de las cuestiones que abordamos fue el del proteccionismo excesivo que existe de los padres con los hijos que les hacen inmaduros y gente sin criterios.

martes, 1 de septiembre de 2009

Un almuerzo especial


No se va de mi cabeza la comida que tuvimos el sábado pasado en Casa Galicia, con un grupo de amigos -9- y donde participó un religioso. Una de las cuestiones que me comentó fue veía providencial la inexistencia de vocaciones en su orden, porque decía, tenían que pasar por un estado de purgación ante tanta falta fidelidad. Al principio me sorprendió pero después pensé que tiene toda la razón del mundo: ¡Cómo Dios va a mandarles vocaciones¡ ¿Para que estén en un ambiente donde no se es fiel al carisma?